las uvas empleadas para la elaboración de Lusco se vendimian manualmente y se transportan en pequeñas cajas, de 17 kilogramos, para mantener las bayas intactas. Una vez llegan a la bodega, se seleccionan sobre una mesa de triaje los mejores racimos. Se han llevado a cabo diferentes maceraciones en frío. Algunas más prolongadas, en torno a 12 horas, otras más cortas, de 4 a 6 horas, y en algunos casos incluso prensados directos, para dotar al vino de mayor complejidad y frescura. Posteriormente, se ha desfangado en frío sin reducir demasiado la temperatura. La fermentación alcohólica se ha llevado a cabo con la selección de levaduras propias, procedentes de los viñedos históricos de la bodega. Finalmente, se han escogido las mejores lías y se ha mantenido el vino en contacto con ellas, para dotarle de longitud sin perder frescura.
